miércoles, 7 de agosto de 2013

Nunca estamos solos

Pasaron varios días sin ninguna actividad paranormal, obviamente, esto dejó atrás las preocupaciones de Jason de que hubiese alguien más en su nueva casa.

Un fin de semana cómo otro cualquiera, Jason estaba ocupado con unos importantes documentos del trabajo. Necesitaba una grapadora para unir todo aquel papeleo, recordó que había una en el ático. No estaba seguro de si subir allí o no después de los pasados acontecimientos. Pero se armó de valor y decidió subir al ático un tanto nervioso.

Aquel lugar estaba demasiado oscuro, pero la única ventana que allí había era suficiente para dar una clara visión de todo el ático. Jason se dirigió al rincón dónde se encontraba la grapadora que había visto ya antes. La cogió y… estaba vacía, él la recordaba llena de grapas, pero no era así. ¿Quién podría haberlas utilizado? 

Al darse la vuelta para volver, se tropezó con una pequeña caja de cartón. 

Las esquinas de la caja estaban completas de grapas, que supuso que corresponderían a las que faltaban en la grapadora. Abrió la pequeña caja de cartón y Jason sobresaltó al encontrarse con una especie de libro de pasta negra. Tenía un enorme título que parecía estar en un idioma desconocido, decía lo siguiente…

“OICIFELAM”

No le encontró ningún sentido a la palabra. Miró su interior, pero lo único que encontró fueron página en blanco y algunas de ellas arrancadas, pensó que sería algún diario del anterior habitante de la casa y no le dió demasiada importancia, dejó el libro en el interior de la caja, arrancó una de las grapas que estaba incrustada y la colocó en el soporte de la grapadora, encajaba a la perfección. A continuación, bajó del ático para continuar su trabajo.

Grapó sus documentos repletos de importante información y se fue a dormir sin preocupaciones. Entre la noche, Jason se despertó a causa de un sueño en el que veía que le ocurría algo malo en el trabajo, pero no conseguía recordar el qué.

Por la mañana, Jason preparó todo para irse a trabajar. 

Llegó al trabajo y le entregó a su jefe, con una sonrisa, sus informes que había estado puliendo durante el fin de semana. Él los recibió con otra sonrisa, sabía que Jason era un buen chico.

No hay comentarios:

Publicar un comentario